La capital de una de las provincias con mayor actividad turística de España apenas tiene relevancia como destino de viajes, sobre todo en comparación con las demás grandes urbes del Estado. Un reciente estudio de Analistas Económicos de Andalucía atestigua que Málaga es la ciudad con menos etiqueta turística de las siete principales aglomeraciones urbanas españolas, al presentar los peores indicadores de viajeros, oferta de alojamiento y movimiento hotelero.
La ciudad pretende ser un destino con identidad propia, al margen de la Costa del Sol
El informe constata que la ciudad reúne interesantes potencialidades, pero que es necesaria una intensa labor de planificación y promoción, incluso para poner en valor un recurso tan tradicional como la playa, que nunca ha sido explotada como atractivo turístico, al contrario de lo que ocurre en los municipios vecinos.
"Los indicadores que hemos seleccionado ponen de relieve que la ciudad de Málaga tiene un enorme potencial en las actividades turísticas y culturales y, sin embargo, el aprovechamiento que se realiza de ellas es notoriamente inferior al que muestran el resto de grandes urbes españolas", sostiene el estudio, incluido en el último boletín Málaga, Economía y Sociedad, que edita la Fundación Ciedes, gestora del Plan Estratégico de la ciudad.
El primero de estos datos elocuentes es la reducida oferta de alojamientos. Según el Instituto Nacional de Estadística, Málaga contaba en 2002 con 4.389 plazas hoteleras, número que casi se ha doblado en los últimos cuatro años, pero que en comparación con las demás grandes ciudades es insignificante. Esta oferta supone una ratio de 8,19 camas por cada 1.000 habitantes, casi la tercera parte que Barcelona, que dispone de 24,23. Pero también está muy alejada de las 20,75 de Sevilla o las 18,12 de Madrid.
Valencia, ciudad que según el director de Analistas, Francisco Villalba, debe ser el espejo en el que se mire Málaga por condiciones urbanas, sociológicas y por las iniciativas turísticas adoptadas por las instituciones públicas en los últimos años, dispone de 14,18 plazas por cada 1.000 habitantes. Bilbao, puesta muchas veces de ejemplo por el efecto dinamizador que tuvo la apertura del museo Guggenheim, y que se presumía sería equiparable al que sobre Málaga ajercería el Museo Picasso, cuenta con 11,92 plazas por mil habitantes. También Zaragoza saca ventaja en este indicador, al disponer de 10,96 camas por millar de residentes.
Una de las consecuencias de esta oferta lógicamente es el movimiento hotelero, en el que Málaga aventaja a Bilbao. En 2002 se contabilizaron en la capital de la Costa del Sol 792.533 pernoctaciones, muy lejos de los casi 11 millones de Madrid, los 8,5 millones de Barcelona, o los tres millones de Sevilla. Valencia resgistró 1,8 millones de estancias, y Zaragoza, 1,2 millones.
Según Analistas, en los indicadores sobre bienestar y desarrollo económico y sociocultural, "hay datos que demuestran la existencia de una demanda turística, basada fundamentalmente en el turismo de negocios". También resalta como "sobresaliente" el esfuerzo que las instituciones públicas vienen realizando en el ámbito de los recursos histórico-culturales, y considera que muchas de estas iniciativas "pueden situar a Málaga en el mapa de los destinos culturales de Europa, si bien, para conseguirlo será necesario invertir en promoción y en desarrollar el producto cultural de forma decidida para que se pueda romper la inercia actual del mercado turístico de la ciudad".
El despegue turístico de Málaga tiene factores que ayudan a empujarlo, como el hecho de estar situada en un entorno, la Costa del Sol, que recibe cada año más de ocho millones de turistas. Tradicionalmente, la capital ha vivido ajena a estos flujos, de los que ha obtenido pocos beneficios directos. La ciudad aspira a convertirse en un destino turístico con identidad propia, al margen de la Costa del Sol, y con atractivos culturales y de ocio. En ese propósito se enmarcan buena parte de las iniciativas públicas de los últimos años, como el Museo Picasso, el Centro de Arte Contemporáneo, o la rehabilitación del conjunto histórico-artístico formado por La Alcazaba, el Teatro Romano, y el Castillo de Gibralfaro.
El otro pilar principal para el desarrollo turístico de Málaga es el Palacio de Ferias y Congresos, con el que la ciudad espera entrar en los circuitos de un segmento turístico de alta rentabilidad económica, pero en el que hay una gran competencia internacional, y en el que es determinante disponer de una oferta complementaria muy atractiva.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 31 de mayo de 2004