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La inmigración sostiene el crecimiento demográfico de la UE

La Unión Europea cuenta tras la ampliación con 453 millones de habitantes. Los 10 nuevos socios han aportado más de 74 millones de ciudadanos. Sin embargo, las tasas de crecimiento siguen siendo preocupantemente bajas. Además, el mínimo aumento de la población viene dado en muchos países miembros por las corrientes migratorias, ya que los niños nacidos de ciudadanos de la UE son cada vez más escasos.

En 2001, la tasa neta de migración fue de 3,1 por mil habitantes, lo que representó alrededor del 74% del crecimiento total. Entre enero de 2002 y el mismo mes de 2003, la población de los 25 socios se incrementó en 1.200.000 personas. De éstas, un millón eran extranjeros.

Los países que cuentan con un mayor crecimiento natural de la población -diferencia entre los nacimientos vivos y los fallecimientos- son Francia, Reino Unido y Países Bajos, frente a Alemania, Hungría e Italia, que presentan las tasas más bajas.

Los nuevos socios presentan tasas de crecimiento natural negativas, con la excepción de Chipre y Malta. Los miembros que en 2003 vieron aumentada su población considerablemente debido a los flujos migratorios fueron España (227.000 personas), Alemania (221.000 personas) e Italia (107.000 personas).

Dentro del raquítico avance de la población en el seno de la UE, Francia se sitúa como el país en el que se produjo un mayor incremento demográfico (288.000 personas), seguida de España (272.000 personas) y Reino Unido (164.000 personas). Los que menos crecieron fueron Hungría, Letonia y Polonia.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 31 de mayo de 2004