Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Crítica:LIBROS

Parábolas

Hay que saludar la aparición de una nueva editorial en el País vasco, en este caso en Vitoria, desde donde llega el impulso creativo de Menhir en un cuidado diseño. Escalera de caracol, de Luis Arturo Hernández (Vitoria, 1958), quién ganó el premio Felipe Trigo en 1999 por El flamboyán, la esclava y el mambí y colabora en numerosas revistas literarias, ha sido uno de los primeros libros que da a conocer la nueva editorial.

En Escalera de caracol el autor ha construido una colección de apólogos, de parábolas, de cuentos con mensaje. El libro presenta una estructura en escalera: en vez de capítulos, encontramos peldaños, y en vez de estructura, se dibuja una casa a cuyo desván subimos desde el entresuelo. Quizá esta distribución novedosa no añade demasiado, si no es una coincidencia final entre esa escalera de caracol y la caracola protagonista del último cuento. Desde el inicio se nos señala cuáles serán las bases de esta estética: un mundo de magia, y una expresión poética o poetizante. Desde luego, existen diferencias entre la ensoñación fantástica y la literatura fantástica, y de ella nace una diferencia fundamental, de manera que la primera sirve ahora para una literatura de la estética que parece adecuada, y esa impresión le queda al lector.

Los apólogos mantienen características fijas, una narración con pocos personajes, la trama cuenta un debate entre ellos, una acción que los separa, una opinión que no comparten, una historia que termina de manera sorprendente. Hernández dibuja la pequeña trama decorándola como algo de imaginación y un lenguaje que se considera poético y el autor cuida con esmero.

Luis Arturo Hernández: Escalera de caracol. Menhir, Vitoria, 2004, 109 páginas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 1 de junio de 2004