La España plural y del respeto a la diversidad presidió anoche en Madrid la entrega del XI Premio Blanquerna, que concede la Generalitat de Cataluña, y que en esta edición ha sido concedido al pueblo de Madrid por la tragedia de los atentados terroristas del 11-M. El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, agradeció el galardón concedido. Ésta "no es obra de ninguna religión, de ninguna cultura, mucho menos de ningún vengador de la injusticia, sino en castigo a nuestra afición al mestizaje, a nuestra aversión a las verdades monolíticas", precisó. Y el presidente catalán, Pasqual Maragall, aseguró que hoy "lo que más liga a Cataluña con España es el afecto".
"A estas alturas, es evidente para todos que Madrid no es un decorado del poder político ni una excusa para el crecimiento a cualquier precio: Madrid es un sueño de civilidad", añadió el alcalde.
El acto se convirtió en un coloquio solidario entre madrileños y catalanes, al tiempo que en expresión de esa España plural de la que se ha convertido en embajador el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall. Y en ese diálogo, el presidente catalán halló un receptivo interlocutor en Ruiz-Gallardón. "Existe una secreta continuidad entre nuestras ciudades, por encima de lo que digan los mapas: Madrid enlaza directamente con Barcelona", afirmó el alcalde de la capital de España, ante lo que definió como el "abrazo que llega de una parte esencial de nuestro país, la que conforma Cataluña, que al conceder a Madrid uno de sus galardones más prestigiosos nos demuestra su solidaridad y sensibilidad y, sobre todo, su amistad", agregó. "El 11-M, Cataluña supo ser nuestro dolor", subrayó Ruiz-Gallardón ante el público congregado en el Círculo de Bellas Artes. En ocasiones anteriores el escenario escogido había sido el Hotel Ritz.
A la entrega del galardón asistieron, entre otros, el presidente del Tribunal Constitucional, Manuel Jiménez de Parga; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre; los ministros de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, y de Industria, José Montilla; el nuevo delegado del Gobierno catalán en Madrid, Santiago de Torres, que ayer tomó posesión de su cargo; el presidente del Parlamento catalán, Ernest Benach, además de diversos diputados y senadores catalanes.
La glosa al diálogo de Ruiz- Gallardón tuvo continuidad en las palabras de Maragall al clausurar el acto. "Hoy día lo que más liga a Cataluña con España no es el interés, como podía suceder y sucedió antaño, sino el afecto tejido por vínculos familiares entrecruzados por un afán de libertad y por un ansia de paz y de justicia compartidos, por el recuerdo del sufrimiento de nuestros pueblos en confrontaciones ya lejanas...", afirmó el presidente. "Este premio al pueblo de Madrid nace de un profundo afecto, por la necesidad que tenemos los catalanes de sufrir con los madrileños", agregó.
El zarpazo del terrorismo ha unido más los vínculos de Cataluña y la capital de España. Y ahí Maragall recordó el pasado de ciudad abierta de la capital de España y el terror común, junto a Gernika y Barcelona, frente a los bombardeos de la Guerra Civil. Tanto entonces como ahora, a juicio del presidente de la Generalitat, ha sabido sobreponerse al dictado del miedo. "Quiero dar las gracias al Madrid que desde lo más profundo ha vuelto. Ha vuelto a la vida después de tanta muerte; ha vuelto a la alegría después de tanto dolor. La España plural viene de raíces de afecto y del respeto recíproco a la identidad".
Maragall, al igual que en su discurso hiciera el presidente honorario de La Caixa, Juan Antonio Samaranch, no quiso terminar el acto sin expresar su apoyo a la candidatura de Madrid para los Juegos Olímpicos de 2012, "que serán buenos para Cataluña y símbolo gozoso de esa España plural que nos hemos empeñado en levantar entre todos".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de junio de 2004