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Elecciones Europeas

Berlusconi plantea las elecciones europeas como un plebiscito sobre su gestión

La guerra de Irak y la crisis económica centran los debates de la campaña en Italia

Italia está llena de vallas publicitarias con el rostro de Silvio Berlusconi, sonriente y rejuvenecido por el cirujano. Nadie ha invertido tanto en propaganda como Forza Italia, es decir, el propio Berlusconi, cuya fortuna personal permite cualquier gasto. La campaña de las elecciones europeas y municipales tiene a Il Cavaliere como protagonista estelar: encabeza todas las listas de Forza Italia y, de hecho, plantea la votación de los días 12 y 13 de junio como un referéndum sobre su gestión al frente del Gobierno. La guerra de Irak y la crisis económica italiana constituyen los temas de debate. Europa es sólo el telón de fondo.

El aspecto referendario de la votación es aceptado por todos. La oposición pide el voto contra Berlusconi. Éste, a su vez, reclama apoyo para proseguir con unas reformas siempre pendientes, pero siempre a punto de realizarse. La famosa rebaja de impuestos que prometió en las generales de 2001 se hará por fin, dice Berlusconi, a vuelta de vacaciones. El interés del presidente del Gobierno por los asuntos europeos se refleja en uno de los cartelones con que ha inundado calles y carreteras: "Iniciadas obras públicas por valor de 93 billones de liras". Da igual que la ley exija todos los precios en euros. De todas formas, la mayoría de esas obras públicas existen solamente sobre el papel o son una simple primera piedra.

Las elecciones italianas suelen ser complejas, y las de este mes lo serán especialmente. Primero, porque concurren muchas listas a las europeas (1.586 candidatos en total, teniendo en cuenta que algunos, como Berlusconi, lo son por las cinco circunscripciones y, evidentemente, no tienen intención de mudarse a Bruselas). Segundo, porque se renovarán 4.530 consejos municipales, y 63 presidencias provinciales. Y, tercero, porque, dada la multiplicidad de resultados, la interpretación del voto podrá ajustarse a todas las necesidades.

Berlusconi reclama el voto para su persona y lo define como "el único voto útil". "No votéis a los partidos pequeños", dijo el sábado, en referencia a Alianza Nacional, Liga Norte y Unión de Centro, sus aliados. La frase provocó el enésimo ataque de furor entre sus socios, temerosos de que Il Cavaliere salga reforzado y les ningunee todavía más. A juzgar por los sondeos, aún enmascarados por un 30% de abstencionistas y un 20% de indecisos, lo más probable es que Berlusconi salga relativamente bien parado, y sus aliados ven aún más reducida su influencia en la coalición Casa de las Libertades.

Alianza Nacional perderá votos en favor de las listas de Llama Tricolor y Alessandra Mussolini, de puro pedigrí neofascista. Y la Liga Norte está pendiente de los males de su líder carismático, el gran ausente de la campaña pese a encabezar la candidatura. Bossi, víctima de una crisis cardiaca con repercusiones cerebrales, está hospitalizado desde el 11 de marzo.

Salvo grandes sorpresas, el centro-izquierda obtendrá la victoria. Los analistas de la firma de sondeos Ispo consideran que el centro-derecha se situará en torno al 42%, y el centro-izquierda rondará el 47%, aunque advierten que el margen podría ser menor. En cualquier caso, para las listas de Forza Italia y Berlusconi, el límite entre victoria y derrota está establecido en el 20%. Y parece probable que supere esa cota. Pese al desgaste, Forza Italia puede seguir siendo el mayor partido italiano.

Gran parte del mérito, en ese caso, correspondería a la oposición, cuyos dos principales partidos, Demócratas de Izquierda (DS) y La Margarita, concurren unidos en una coalición llamada Lista Prodi, en la que no aparece Romano Prodi, líder moral pero todavía presidente de la UE. Si Berlusconi ha obviado los temas europeos, salvo para criticar a la UE ("holgazanes", "lentos", "burócratas"), la galaxia opositora ha centrado su campaña en la denuncia de la gestión económica gubernamental y en el rechazo a la guerra de Irak, exacerbado por la visita a Roma, mañana, de Bush.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de junio de 2004