Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Crítica:POP

Una paya entre gitanos

Las letras de Rakel Winchester traen historias de payos y gitanos. Acaso pretenden ser una crítica sana y humorística de algunas de las costumbres más arraigadas de la comunidad gitana española, contadas en primera persona por una paya moderna y extravagante. Cuentos de su propia vida, pequeñas biografías de una chica casi punki, audaz y valiente.

Ante su soniquete, más rumbero y flamenco en directo que el rapero del disco, es difícil permanecer inmóvil. La Winchester tiene a la gente entregada y desgrana las canciones de su disco de debú, Vale, Montoya no soy... intercalando monólogos donde aparece la dama más dulce y comedida, en contraste con la que en canciones habla sin eufemismos ni sutilezas de higiene íntima femenina, ropa interior, reacciones fisiológicas o compara tamaños de penes. El marío de la cannisera es su éxito, y se jalea tanto como Tengo un novio, La jallipén de su mama, Las payas no pueden entrar al Lowen, Paso, que mañana me caso o Papas con arroz . Y hay alguna sorpresa: Era infelí, una revisión de la que a su vez hizo Manzanita del clásico de Cecilia Un ramito de violetas.

Rakel Winchester

Rakel Winchester, voz. Antonio Santiago, Rubén Márquez, guitarras. Yonka Zarco, bajo. Luis Cabrera, batería. El Niño, Hermos Santiago, voces y palmas. Lin Cortés, palmas y percusiones. Galileo Galilei. Madrid, 3 de junio.

Rakel Winchester consigue que lo inadecuado y ordinario, o políticamente incorrecto, de sus letras, no suene grosero. En ella no hay pose. Es así. Auténtica, como las historias que cuenta. Una paya aprendiendo a convivir entre gitanos; y que exige de ellos el mismo respeto.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 5 de junio de 2004