Al menos nueve muertos dejó ayer una explosión en un mercado de Samara, ciudad rusa a orillas del Volga, y más de 30 personas fueron hospitalizadas. La explosión, que en un principio fue atribuida a unas bombonas de gas, fue producida en realidad por un artefacto plástico equivalente a un kilo de trilita. La fiscalía, como acostumbra en estos casos, ha abierto sendos expedientes por terrorismo y asesinato, aunque entre las versiones que estudia la policía figura en lugar privilegiado un posible arreglo de cuentas entre mafias locales.
Alexandr Yefrémov, el fiscal de Samara, explicó que la bomba había sido colocada entre varios contenedores, en un extremo del mercado que daba a la vía férrea. Las víctimas podrían haber sido muchas más, pero afortunadamente una cisterna protegió a las personas que en el momento de la explosión esperaban en el andén el tren de cercanías. El artefacto tenía una mecha que fue prendida para hacer que estallara.
Bomba en el mercado
Cerca de 300 personas se encontraban en el mercado Kírov del distrito Sovietski de Samara a las 12.15 -dos horas menos en la España peninsular- cuando se produjo la explosión, que dejó seis muertos en el lugar; más tarde, otras tres personas fallecieron en el hospital. Más de medio centenar de personas resultaron heridas, pero la mayoría con pequeños cortes y contusiones. De las 33 hospitalizadas, seis se encuentran en la unidad de cuidados intensivos y una mujer embarazada está muy grave.
Las explosiones en los mercadillos, que han proliferado en todas las ciudades rusas en los últimos años, son frecuentes y la mayoría se debe a ajustes de cuentas entre grupos mafiosos locales que luchan por el control de los vendedores y pequeños comerciantes. Pero también ha habido sangrientos atentados con bomba organizados por terroristas, presuntamente separatistas chechenos.
El que la bomba haya sido colocada en un extremo del mercadillo, detrás de un quiosco, y no en una parte más central y concurrida, hace pensar a la policía que puede tratarse en este caso de guerras de mafias. Esta tesis se ve reforzada por el hecho de que en el último tiempo se había agudizado la lucha entre los delicuentes por el control de mercado Kírov. La manzana de la discordia era la zona conocida como la hilera de los abrigos, donde precisamente fue colocada la bomba.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 5 de junio de 2004