"Las cosas no van bien". Pedro Cañellas, presidente de la Federación de Hostelería de Mallorca, efectuó ayer un diagnóstico gris sobre la actividad del turismo y la rentabilidad del negocio, alrededor del que gira el 80% del producto interior bruto (PIB) balear. "Hay una bajada en los precios, también en la ocupación y en los beneficios. La oferta está descompensada respecto a la demanda".
El pesimismo se baraja porque los parámetros de rentabilidad son muy ajustados: en mayo cayó un 1% el turismo en Mallorca, mientras que la bajada alcanzó al 10% en Menorca, Ibiza y Formentera. "La temporada es mediocre", asegura Pedro Matutes, presidente de los hoteleros ibicencos. El freno del mercado británico representa un 7%, debido a la fuerza del euro ante la libra que encarece el mercado balear.
"Las previsiones sobre ventas fallan en todos los destinos más del 50%", dice el portavoz de los hoteleros mallorquines, Juan Antonio Fuster. Los hoteleros más optimistas confían en la última hora para alcanzar en julio y agosto niveles de venta del 90%. Sin embargo, fuentes del sector aseguran que el nivel de contrataciones pendientes para todo el año 2004 era en mayo un 40% inferior al previsto. Fuster determina la mejora en la temporada punta para Mallorca, aunque "el año será irregular, con un comportamiento atípico".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 8 de junio de 2004