Tras gobernar durante casi dos años con la extrema derecha, Ariel Sharon se prepara para mandar con el respaldo de la izquierda. El primer ministro israelí anunció ayer estar dispuesto a negociar con los laboristas la formación de un Gobierno, similar al de hace dos años, lo que le permitiría recuperar la mayoría parlamentaria perdida en la última semana tras la salida de los sectores radicales de su Gabinete.
El proyecto de Sharon de establecer un Gobierno de unidad nacional con los laboristas trata de recuperar la mayoría perdida como consecuencia de las discrepancias surgidas en su Gabinete por la aprobación del plan de retirada de Gaza. El desgaste ha sido demoledor; en cinco días ha pasado de contar con 68 escaños a 59 en una Cámara de 120 diputados. Sharon cuenta ahora sólo con el apoyo incondicional de los 40 diputados de su partido nacionalista Likud, al que hay que sumar los 15 de la formación laica Shinui y de otros cuatro del Partido Nacional Religioso, que podrían retirarle el apoyo.
La crisis se inició el viernes con el cese de dos ministros radicales, Benjamín Elon y Avigdor Liberman, del partido Unidad Nacional. El procesó culminó ayer con la salida de otros dos ministros, también extremistas, del Partido Nacional Religioso, que presentaron su dimisión en solidaridad con los dos últimos. Un total de nueve diputados han decidido dejar a Sharon, colocándole en minoría en el Parlamento, a merced de cualquier moción de censura.
El mensaje de Sharon hacia los laboristas ha sido bien acogido por el líder de la izquierda israelí, Simón Peres, que a pesar de haber cumplido 80 años no esconde su ambición de permanecer cerca del poder, aunque sea a costa de apoyar a la derecha y recibir sólo a cambio un segundo lugar en la dirección de Israel. Hace dos días, Peres demostró estar dispuesto a colaborar con Sharon cuando ordenó a los 21 diputados laboristas no votar en las dos mociones de censura planteadas en el Parlamento. Los laboristas se han comprometido oficiosamente con el Likud a proteger el Gobierno para que continúe sobreviviendo, hasta que las dos formaciones pacten y puedan aplicar el plan de retirada de Gaza. Las conversaciones entre el Likud y los laboristas podrían iniciarse antes de las vacaciones parlamentarias, a finales de julio, aseguró ayer un portavoz del Ejecutivo.Pero esta frágil estructura política que gobierna Israel podría venirse abajo antes de tiempo: la próxima semana. El fiscal general del Estado ha anunciado que antes de siete días decidirá si se procesa a Sharon por dos delitos de corrupción, cometidos en 1998 y 1999.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 10 de junio de 2004