No soy precisamente forofo del PP, pero quiero aplaudir a Esperanza Aguirre por su decisión de adecentar mínimamente el calendario escolar para el año próximo. Pediría a todos los ciudadanos que, más allá de sus creencias ideológicas, hicieran la reflexión que yo he hecho en los últimos días: quienes dicen defender la calidad de la enseñanza se llevan las manos a la cabeza por recortar los días festivos desperdigados irresponsablemente en compensación a la semana negra, y por concentrarlos en fechas que permitan a los padres organizar su vida familiar y laboral.
Si algo tan sensato y razonable encuentra oposición, ¿cómo creer que sus fines son los que dicen -defendernos a los ciudadanos- y no buscar ante todo su beneficio personal?
Por cierto, me escama mucho que los profesores hablen de todo menos de lo más importante: el espectacular fracaso escolar que hay en Madrid. ¿O eso no va con ellos?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 10 de junio de 2004