Bellísima y escueta

.Hay películas que aparecen presas de su propia estrategia de discurso, como si temieran entrar a fondo en el tema que abordan, como si no les llegara nunca el momento de responder la pregunta de las preguntas: de qué trata. Baran, primera película que llega a las pantallas españolas del iraní Majid Majidi (El padre compitió hace algunos años en San Sebastián), parece una de estas propuestas.

Durante su primera mitad, nos parece estar asistiendo a un filme iraní más, aunque con peculiaridades. Sus personajes son inmigrantes afganos (dato relevante de la realidad iraní desde hace algunos años), con problemas de papeles. El filme muestra una situación de explotación, situada en el mundo de la construcción, y una estrategia de rebeldía, la que pone en marcha el levantisco Lateef (Hossein Abedini). Sin embargo, de lo que realmente va la película lo veremos sólo en su segunda mitad, cuando la historia de amor que ligará a Lateef con Baran se abra paso, con una delicadeza que parece de otro mundo, con una sutileza que agradecerá cualquier espectador. Bellísima, aleccionadora y escueta.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 11 de junio de 2004