Está de moda referirse a los avances en la Sociedad de la Información, donde internet ha de llegar al lugar más recóndito de nuestra comunidad. Pero hay sitios donde ni siquiera llega algo tan básico como el servicio de correo.
Soy vecino de Alboraia y vivo a menos de un kilómetro del centro del pueblo, en unos adosados recién construidos. La primera sorpresa el mismo día que entro a vivir, es que no coincide la calle con la que aparece en la escritura. En pocas horas a pasado de llamarse Ceramista Enric Mestre, a llamarse Fraternidad, pero a día de hoy no tiene nombre oficial, puesto que el cambio de nombre, parece ser, fue una decisión unilateral del alcalde.
Todas las empresas de servicios (agua, luz, teléfono, etcétera) aceptaron "pulpo como animal de compañía"... todas excepto Correos. El director de la oficina de Correos de Alboraia, dijo que esa calle no existía y por lo tanto no repartía el correo. Ya podíamos enseñarle certificados de empadronamiento, células de habitabilidad y lo que hiciese falta, dijo que no y fue que no.
El problema empezó a ser tan grave que hubo hasta enfrentamientos subidos de tono entre algunos vecinos y el director de la oficina. Y entonces éste señor haciendo uso y abuso de su poder, vino a decir que no repartiría el correo aunque fuera la única calle del pueblo. Y así fue, desempolvó un Real Decreto del 99 por el cual nos obligaba a poner una zona común de reparto de correo.
El esperpento es tal que en la misma calle (la calle de espaldas a la mía) en los adosados de enfrente, construidos por la misma constructora (fase I) sí se reparte el correo. Y cuando le preguntamos al cartero ¿por qué no cruza la calle? la respuesta es no.
Correos culpa al Ayuntamiento y a la promotora. Una situación tan surrealista se viva a escasos cientos de metros donde se va a celebrar la Copa América, en una comunidad que se jacta de extender la sociedad de la información a toda la población.... ¿Pero que información? No será la que va dentro de los sobres.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 11 de junio de 2004