La zona de baños se abrió ayer por fin al público. Tras la polémica por la presencia de moho resbaladizo en las escaleras, por las chancletas y por la prohibición de nadar hasta la isla de Pangea, la playa artificial contribuyó a aliviar el calor. Y lo hizo sin demasiadas contemplaciones por parte de los visitantes. Calzoncillos fue lo único que vestían muchos de los que ayer se bañaron. Algunas madres desnudaron a los críos y... al agua con lo mínimo. Ellas, y los padres, también se remojaron. Afortunadamente, la antigua y antiestética ropa interior ha evolucionado hasta coloridos modelos que cuelan como trajes de baño.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 13 de junio de 2004