Un hombre que vive por dos horas "una pérdida de memoria inexistente"; otro, rehén de la claustrofobia en el apartamento minúsculo que le ha tocado en suerte y dos amigas que preparan oposiciones respondiendo los acertijos de un concurso televisivo son tres de las criaturas imaginadas por Germán Sierra (A Coruña, 1960) para las 14 "fábulas" reunidas en Alto voltaje (Mondadori). El libro, presentado recientemente en Madrid, agrupa textos escritos "de a poco" desde 1997, y es el primer lance de Sierra fuera de la novela.
Dos escritoras, Lola Beccaria y Lucía Etxebarría, asumieron el rito de la presentación con parecido buen humor y estilos muy diferentes. "Gracias por recordarme el poder de la imaginación", señaló Beccaria, quien destacó la capacidad de Sierra, investigador en neurociencia de oficio, para "contemplar el ángulo poco convencional de la vida" y dar cabida a "la rebelión de lo doméstico" en sus historias.
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Autor de tres libros y ganador con el último, Efectos secundarios, del Premio Jaén de Novela 2000, Sierra definió al relato como "un fragmento experimental de la realidad". "Me interesa porque permite hacer un pequeño ensayo sobre lo cotidiano. Es como ver un álbum fotográfico, quedarse con dos imágenes y extraer de ellas una pequeña fábula, que te permite percibir la realidad de otro modo", señaló.
Técnica e ironía
Historias urbanas ("yo no escribo en género gallego ni hago descripciones folclóricas"), tramadas con "electricidad y velocidad", estos relatos retoman temas que Sierra ya ha explorado. Un universo narrativo en el que mandan la "sensación de falta" como una característica de la sociedad actual, la fuerza de la percepción ("ese algo que está muy claro y que inmediatamente se desvanece") y "los personajes que no se quejan y prefieren buscar soluciones".
"Germán Sierra es un poco la persona que yo quisiera ser cuando sea mayor", se sinceró Etxebarría, que ponderó el "humor esencialmente irónico" y el "envidiable despliegue técnico" del autor de La felicidad no da el dinero.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 13 de junio de 2004