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Crítica:HOMENAJE A JOSÉ LUIS OCEJO

Cuatro estrenos españoles

Un cuarto de siglo lleva José Luis Ocejo al frente del Festival Internacional de Santander que él extendió a toda Cantabria. Y nada más justo que recibir el homenaje que más estima, tan tenaz e inteligente músico y rector: el de sus gentes, esto es, la clase filarmónica, los compositores e intérpretes con las instituciones de su país al frente, representadas por el consejero de Cultura, López Marcano, que acertó en su ofrenda por el tono y el fondo, y la presidenta de la Casa de Cantabria, Pilar Pezzi. Por los compositores habló Tomás Marco con precisión, aire y donaire y en la sala del auditorio estábamos todos, como partícipes solidarios de un acto positivo.

También habrá estimado Ocejo la dedicación de cuatro nuevas obras de otros tantos autores españoles de hoy, pues una de las más queridas atenciones del personaje festejado ha sido la de la música actual, la de su tiempo y su vida, alternada con los polifonistas del Siglo de Oro o con el gregoriano, raíz estética e histórica de tantas cosas.

25 años de J. L. Ocejo en el Festival de Cantabria

Actuación del Trío Mompou, Montserrat Obeso, soprano, y Emilio Mateu, viola. Obras nuevas de C. Cruz de Castro, J. García Román, T. Marco y Z. de la Cruz. Auditorio Nacional. Madrid, 16 de junio.

Otros denodados impulsores de la creación musical más reciente, estimulados por el "ardor cántabro" del pianista Luciano González Sarmiento, esto es, los que con él componen el Trío Mompou, el violinista Joan Lluís Jordá y el chelista Dimitar Furnadjev, con la prestación del viola Emilio Mateu y de la excelente soprano Montserrat Obeso, han sido iniciadores del homenaje y a la vez intérpretes de los nuevos pentagramas. Los de Carlos Cruz de Castro (Variaciones sobre variaciones, para trío de cuerda) se mueven dentro de una de las líneas de su estética: la que podríamos denominar "circular" y, esta vez, de un minimalismo original y bien trabado; obra de maestro es, igualmente, la de José García Román, ferviente granadino y hacedor de recónditas evocaciones poético-musicales; Tomás Marco sintetiza en su cuarteto con piano Resonantes fanfarrias del mar, vivido en Santander o desde la alta distinción de la Bien Aparecida. Como siempre, denota inteligencia, instinto y capacidad de sorpresa. En fin, Zulema de la Cruz aborda la poética de José Hierro, tan querida por Ocejo en las Canciones de amor, exaltadas por la voz emotiva y la técnica sólida de Montserrat Obeso, astur y cántabra, para unificar en una sola belleza el sonido, la palabra, la melodía y la rima. Todas las versiones fueron claras y fieles, amén de comunicativas. Recibió Ocejo la placa conmemorativa del acto que agradeció con llaneza conmovida. Desde el programa, José Antonio Campos, en nombre del INAEM, se sumó fervorosamente al homenaje.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de junio de 2004