El deterioro de la seguridad en Irak preocupa mucho en la sede de Naciones Unidas. Hasta tal punto consideran peligrosa la situación que el propio secretario general, Kofi Annan, dijo ayer que "las circunstancias no permiten" el retorno de la misión y de su personal al país, con el objetivo de apoyar el proceso de reconstrucción política y económica después de la ceremonia de traspaso de poder, prevista para el 30 de junio.
Annan insistió ayer en que la cuestión de la seguridad es "crucial" y formuló un nuevo llamamiento para que se realicen "todos los esfuerzos" para garantizar la pacificación del país.
Para que la ONU pueda desempeñar la misión que le encomendó el Consejo de Seguridad la semana pasada, antes debe nombrar a la persona que se pondrá al frente, pero en este asunto hay grandes dificultades. "La elección es dura", admitió Annan, porque muchos candidatos se echaron para atrás; "sus mujeres o sus familias no quieren" que se les asigne el trabajo.
En agosto, la sede de la ONU en Bagdad sufrió un atentado que causó la muerte de 22 personas, entre ellas la de su enviado especial, Sergio Vieira de Melo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de junio de 2004