La música tomó ayer la plaza de la Villa en apoyo de la sala Caracol, un local con más de 15 años de vida en la calle de Bernardino Obregón, 18 (Arganzuela), y que fue clausurado por el Ayuntamiento el pasado 31 de mayo por "carecer de licencia de funcionamiento". Un centenar de personas acompañaron con palmas, silbidos y gritos la percusión de yembés y cajón flamenco que pusieron ritmo a la protesta. Entre ellos, artistas, promotores musicales, responsables de locales de conciertos y la concejal Concha Denche (IU) arroparon a los 35 trabajadores de la sala, que reclaman el levantamiento del precinto.
Los responsables de la Caracol insisten en que sí hicieron las obras de acondicionamiento que les reclamaba la Gerencia municipal de Urbanismo, y por falta de las cuales se les negó la licencia de funcionamiento en diciembre de 2003. "El Ayuntamiento no ha ido a comprobar que sí hicimos esas obras", afirman los trabajadores del local.
Los manifestantes, que estuvieron concentrados desde las 20.30 hasta las 22.30, destacaron el "valor cultural" de esta sala y de todos los locales que programan música en directo, reunidos la mayoría de ellos en la asociación La Noche en Vivo. A estos establecimientos les resulta cada vez más difícil sobrevivir, entre otras cosas por falta de una "normativa clara", según explicó el pasado jueves David Novoes, presidente de la asociación.
La Plataforma para la Defensa de la Pluralidad en la Cultura ha anunciado otra manifestación para el próximo lunes a las 20.30, entre la plaza de Cascorro y la Puerta del Sol. Al día siguiente, el Ayuntamiento ha citado a los responsables de la Caracol para sentarse a negociar, según responsables de la sala.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 22 de junio de 2004