Jacqueline Maurer-Mayor, secretaria del Parlamento de Vaud, en Suiza, está recibiendo numerosos telegramas de ciudadanos europeos sorprendidos por el procesamiento del joven británico Martin Shaw, y de tres de sus compañeros. Durante la cumbre del G-8 celebrada en la localidad francesa de Evian, el pasado verano, Shaw y su compañera Gesine, se colgaron de un puente en Aubonne, para llamar la atención de los asistentes a la reunión de jefes de Estado sobre los riesgos de la globalización. Un policía suizo cortó las dos maromas sobre las que Martin y Gesine permenecían suspendidos, a 20 metros de altura. Milagrosamente, ella fue rescatada por un grupo de apoyo, pero Shaw cayó al vacío, despeñándose y sufriendo lesiones en la columna vertebral y en las piernas. Lo singular es que el británico, que convalece aún de sus graves heridas, va a ser juzgado el 28 de junio en Suiza por poner en peligro vidas ajenas así como tres compañeros más. Entretanto, el policía que cortó sus cuerdas no ha sido siquiera amonestado, según fuentes del foro español de apoyo.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de junio de 2004