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Koldobika Jauregi transforma el atrio de una iglesia donostiarra en un espacio de espiritualidad y arte

Koldobika Jauregi (Alkiza, 1959), uno de los artistas vascos con mayor proyección internacional, reconoce abiertamente que no comulga con ningún credo, pero que, sin embargo, ha encontrado en la religión, lo mismo en el catolicismo que en el budismo, elementos para desarrollar su obra. "No soy papista", recalcó ayer en San Sebastián. "Lo que pasa es que o te quedas con Unamuno o trasciendes e intentas contestar a la pregunta de por qué estamos aquí o adónde vamos. Todos tenemos una cierta espiritualidad y trato de desarrollarla de forma positiva". El resultado puede verse en Klaustro, una exposición que reúne hasta el 26 de agosto su obra más reciente en el atrio de la iglesia de San Vicente y en la Galería Ekain (Iñigo, 4) de San Sebastián, separadas por apenas 50 metros de distancia.

Klaustro ha sido concebida como una propuesta única, aunque se presente en dos espacios. Todas las obras se complementan, tienen una unidad temática, y dan la idea del momento artístico que atraviesa un escultor cada vez más marcado por la filosofía oriental, según reconoce. "Mis años de hablar sobre violencia pasaron. No tenía ganas de añadir más leña al fuego. Ahora busco exactamente lo contrario, lo positivo de las cosas. Lo impactante en el arte creo que no es arte", incide.

Jauregi ha instalado cuatro grandes esculturas en el pórtico del templo: tres de ellas, grandes relieves realizados en madera y hierro, aluden al retablo de San Vicente y a sus puertas. La cuarta, una propuesta del artista para el Museo Guggenheim Bilbao, representa a un hombre crucificado y está relacionada con los fusilamientos del 3 de mayo de Goya. La temática religiosa de las piezas de San Vicente aparece desarrollada en la galería. Jauregi presenta en este espacio más de una treintena de esculturas de hierro y relieves de madera de todos los tamaños pintados con tintas de imprenta.

Klaustro supone además el primer paso de un proyecto "de ocupación de espacios de significados religiosos, lugares en los que no es posible la visualización de la obra para el público en general", explica el artista guipuzcoano.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de junio de 2004