Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
OPINIÓN DEL LECTOR

El batracio amarillo

A vueltas con la libertad de expresión, y en este caso sobre la condena al dibujante Gato por sus dibujos y artículos en la revista El batracio amarillo de Motril que sólo la ejerce quien está apoyado por cualquiera de los poderes mediático, financiero, político o eclesiástico.

Que una revista autónoma e independiente saque a relucir y demuestre documentalmente que el dinero público de la ciudad (impuesto de los ciudadanos) no revierte en la misma, sino en oscuros caminos del alcalde, este atrevimiento del dibujante satírico contra un poder local significa hoy la cárcel y en otro tiempo la hoguera (algo hemos avanzado).

No habría de juzgarse en casos como éste la realidad de las afirmaciones que el Gato denunciaba y tal vez la conjetura sobre la malversación de fondo sea un hecho, en este caso el reo de cárcel sería el denunciante.

Cuando las mañanas y en aras de la libertad de expresión se escuchan voces como la de Jiménez Lozanitos, presuntamente ¿haciendo terrorismo editorial? No deja de sorprenderme los distintos raseros de la vara de medir.

El hoy ex alcalde de Motril (diría que perdió las elecciones por las difamaciones) no tiene en su deliriums tremens otra cosa en que ocupar su tiempo que en meter a un Gato en la cárcel.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 1 de julio de 2004