Hoy se han citado en Oporto dos equipos que abanderan modelos de juego opuestos. Desde la afirmación, la República Checa apuesta por la creatividad, a partir de un juego de ataque muy variado, mientras las opciones de Grecia pasan precisamente por negar al rival. Uno y otro son grandes especialistas en sus planteamientos, circunstancia que otorga un papel trascendente a ambos entrenadores, Karel Brückner y Otto Rehhagel.
Brückner ha dado rigor táctico y disciplina a una selección de naturaleza muy creativa. A la República Checa hay que verla contra las cuerdas para entenderla y también amarla. Frente a Letonia, Holanda y Alemania, empezó el partido con un gol en contra, dos en el caso de los holandeses, y ante Dinamarca llegó al descanso con empate a cero. Un detalle más: ocho de sus diez goles los ha marcado en el segundo tiempo.
A la República Checa hay que verla contra las cuerdas para entenderla y también amarla
Grecia ha sabido manejarse en todo tipo de circunstancias. Administró la ventaja adquirida frente a Portugal, empató a España después de ir perdiendo, marcó el gol que necesitaba ante Rusia y para acabar con Francia le fue suficiente una jugada. Rehhagel no repite nunca la alineación, la organización del juego varía a cada jornada y opera con los cambios de acuerdo al signo del partido: "Para mí", repite cada día, "los 23 jugadores que han venido son importantes. No tengo condicionantes personales a la hora de elegir la alineación".
"Nuestro mérito es que sabemos detener al rival", concreta el centrocampista Basinas; "bloqueamos sus puntos fuertes y aprovechamos las ocasiones para resolver". Rehhagel cuadricula el campo y cada futbolista tiene una misión concreta. Un día puede jugar con un punta y al otro con dos. A veces Charisteas es volante diestro y al otro último delantero. Y mezcla a los medios continuamente. El único referente es Zagorakis, ex jugador del Leicester, capitán de la selección con casi un centenar de internacionalidades y la extensión del entrenador porque, a sus 32 años de edad, "sabe competir y adaptarse a todas las situaciones del partido".
La selección griega es prácticamente indescifrable. Nadie repara en su capacidad para combinar la marca individual y la reducción de espacios ni tampoco en sus contadas y efectivas llegadas a la portería rival porque se supone que no hay que mirarle, ya que no juega y no deja jugar. Tampoco la República Checa parece muy interesada en escrutarla.
Brückner confía en la riqueza táctica de un equipo que es capaz de afrontar distintos dibujos a partir del trío ofensivo Poborsky-Rosicky-Nedved, tres referentes en un grupo en el que se juntan hasta tres generaciones, la mayoría conocidas del seleccionador, procedente de los equipos inferiores. Koller, Smicer y Galasek pertenecen al grupo de veteranos; Baros, Rosicky, Heinz, Grygera, Ujfalusi, Jankulovsy y Tyce compitieron por el título juvenil en 2000, y finalmente Cech, Jivanek, Rozehnal, Hubschman, Vachousek, Baros y Grygera fueron campeones sub 21 en 2002.
"El líder es Nedved porque da otra dimensión al equipo", concluye Brückner, todavía invicto en la competición oficial, con once victorias y un empate, el conseguido en Holanda durante la fase previa. Las dudas que provocaron las derrotas en los amistosos de Irlanda y Japón han quedado disipadas en Portugal y la República Checa aparece hoy como un rival tan fiable en el campo con la pelota en juego como lo ha sido históricamente en las series de penalti: los checos han transformado los 20 que en total han lanzado en las fases finales de los torneos jugados en 1976, 1980 y 1996.
A unos y otros les anima en su mayoría la necesidad de resarcirse de una temporada discreta en sus clubes. A Nedved no le ha ido bien en el Juventus; Baros y Smicer tampoco están contentos con el Liverpool, y Koller y Rosicky no lo han tenido nada fácil en el Borussia de Dortmund. Un caso parecido se da entre los griegos que compiten fuera de su país, titulares en su selección y muchos suplentes en sus clubes.
Los egos tendrán seguramente su peso en dos equipos organizados. La República Checa tiene talento y ambición, es capaz de jugar en largo y en corto y su rapidez en la ejecución de la jugada le pone por encima del adversario. Ocurre que no hay en el campeonato un equipo que mejor haya inutilizado al rival que Grecia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 1 de julio de 2004