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COLUMNA

Deberes

Manuel Chaves llega hoy a Madrid con los deberes hechos. Y con nota. Brindó a José Luis Zapatero 18 y 17 puntos de diferencia de los socialistas con el PP andaluz en las dos últimas elecciones celebradas y eso da una cota de poder nada desdeñable, aunque conociendo al presidente andaluz es muy difícil que ponga sobre la mesa la cuenta de resultados. Chaves, por encima de todo, es hombre de partido. Lo fue cuando apoyó a José Bono y lo es ahora con Zapatero en La Moncloa.

Hay quien piensa, sin embargo, que Chaves llega al federal de su partido como mamporrero de Maragall y, lo que es peor, de Carod Rovira. Quien esto escribe o afirma no conoce a Manuel Chaves. Da la impresión de que es Maragall quien domina el cotarro autonómico, cuando es, en realidad, Chaves el que está marcando los tiempos. Teofila Martínez se equivoca cuando quiere seguir vendiendo la burra de que Chaves está entregado al tripartito catalán. Historias del pasado.

Maragall y Chaves tienen algunas cosas en común y difieren en otras, pero sus métodos son radicalmente opuestos. Maragall es propenso a las maragalladas, obligado por gobernar en coalición, quizás, mientras que Chaves es discreción, puro sentido común; Chaves no es florero ni le gustan las florituras y tiene ideas claras de lo que es y debe ser España y las autonomías dentro de la Constitución y el modelo financiero. Eso es lo que va a defender en Madrid y lo que hará en el congreso socialista de Andalucía. Y si no, al tiempo.

Y quien hace bien sus deberes, a la chita callando, es la Universidad Internacional de Andalucía (UIA), y su rector, José María Martín Delgado, porque mientras que las playas andaluzas de nuevo viven una inquietante avalancha de pateras, se marcha con sus cursos a Tánger y Tetuán para acercar las dos orillas, las dos culturas y abrir deseos de esperanza, de entendimiento de dos pueblos que, como se decía en el franquismo, están condenados a entenderse. Martín Delgado se empeñó en conseguir que el Estrecho no fuera separación sino vínculo de unión y con la UIA lo está consiguiendo. Lo dicho, deberes bien hechos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 2 de julio de 2004