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OPINIÓN DEL LECTOR

El colegio de mi barrio

El pasado domingo leí con sorpresa una carta de una lectora titulada Gracias cole Méndez. El Méndez es un colegio público de Madrid, del barrio de Manoteras, muy castigado en estos últimos años por una mala fama inmerecida, fruto de los elevados porcentajes de alumnado de etnia gitana y de inmigrantes (14 nacionalidades), lo que ha llevado a la gran mayoría de las familias del barrio a escolarizar a sus hijos en otros colegios públicos o concertados alejados de sus domicilios por miedo a la pérdida de nivel académico y de calidad educativa en el centro. Es el colegio de mi hija de ocho años, porque el "cole del barrio" nos ha parecido la mejor opción y porque creemos que la diversidad de etnias, de orígenes, de culturas, es una realidad social con la que tenemos que aprender a convivir pacíficamente, niños y adultos, para construir una sociedad mejor.

El contenido de la carta a la que me refería me llenó de alegría en un primer momento, ya que reconocía la labor del claustro, del equipo directivo y de la AMPA del centro, pero se convirtió en una sorpresa desagradable cuando supe que la escribía una madre que se va a llevar a sus hijos a un colegio concertado por las recomendaciones de su tutora, que considera que el colegio y sus familias no son recomendables para ellos.

Respetando profundamente las decisiones de los padres y madres que desean lo mejor para sus hijos, y que a la hora de elegir colegio están llenos de dudas y de miedos, como también lo estoy yo, pido un voto de confianza para el Méndez y otros colegios públicos que en Madrid atraviesan situaciones similares.

A los profesores y responsables educativos les pediría que cumplan con su obligación de garantizar una educación de calidad para todos, y no se acomoden en un "sistema de segunda" para gitanos e inmigrantes, mientras recomiendan a las familias de mayor nivel socioeconómico y cultural que abandonen el centro. A las familias de Manoteras les invitaría a implicarse en la apasionante tarea de trabajar para hacer del "cole del barrio" la mejor escuela para nuestros hijos y los de los demás, la escuela de nuestros sueños.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 2 de julio de 2004