La gran dama del jazz heterodoxo desplegó todo su arte y una personalidad arrolladora. Aparte de presentar las canciones de su último disco, The evening of my best day, la vocalista y compositora se dio el gustazo de rescatar algunos de sus mejores temas del pasado, como Ugly man, The last chance, Texaco o Pirates, entre otros, y también algunas versiones de ésas que ella convierte en canciones distintas, como el estándar Hi-Lily, Hi-Lo.
La cantante realizó a conciencia su show particular, volviendo locos a los técnicos de sonido y a su asistente de escenario, con los que se comunicaba a grito pelado, con sus cambios en el repertorio; o poniendo en situaciones más bien comprometidas a sus propios músicos, como a su batería de toda la vida, Art Rodríguez, a quien no paró de reclamar que fuera más ligero; o al guitarrista, al que regañó medio en broma por hacerla esperar para empezar un tema.
Rickie Lee Jones
Rickie Lee Jones (voz, guitarra y piano), Neil Larsen (teclados, acordeón y trompeta), Paul Nowinski (bajo), Art Rodríguez (batería), Sal Bernardi (guitarra, armónica y coros), Tracy Wannomae (flauta y saxo) y Mark Letford (trompeta y coros). Teatro Jacinto Benavente. Galapagar (Madrid), 1 de julio.
Toda una personalidad esta artista de 50 años, capaz de hacer de un concierto de música algo siempre imprevisible, pero maravilloso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 3 de julio de 2004