Si se hiciera un mapa con las ciudades que celebran un maratón sería calcado al que resultaría de hacerlo con las principales ciudades del mundo. Últimamente, el Ayuntamiento de Barcelona se está cuestionando la celebración del maratón, que se realiza desde hace 27 años ininterrumpidamente, y parece que uno de los argumentos es que no se puede paralizar la circulación viaria de la ciudad por sólo 6.000 corredores. Desde mi punto de vista, no se puede medir por el volumen de participación si un hecho social es viable o no.
Como participante del maratón considero que si el Ayuntamiento decide suprimir este evento social y a su vez manifestación deportiva, cometerá un error de pizarrín, un descenso en su prestigio internacional y sobre todo sería una desilusión para quienes pasamos el año entrenándonos para disfrutar corriendo en Barcelona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 5 de julio de 2004