Trabajamos en la calle de Orense esquina con Rosario Pino y, como sabrá, desde el pasado mes de junio, ésta es una de las zonas donde se ha puesto en marcha el Servicio de Estacionamiento Regulado (SER). Como para los trabajadores no hay ningún abono (al igual que hay para los residentes), poder llegar a nuestro puesto de trabajo nos supone:
O coger transporte público (quien pueda tener acceso fácil a él). O aparcar a más de un cuarto de hora del puesto de trabajo (cuando se consigue encontrar aparcamiento). O alquilar una plaza de garaje por la zona (que, como puede imaginar, han subido los precios en base a la demanda y, además, es un coste añadido al salario de los trabajadores, antes era gratis aparcar).
Esta zona está rodeada de restaurantes (La Dorada, El Molino, Zacarías, Txistu) que tienen guardacoches y que, hasta el momento de entrar en vigor el SER, aparcaban los coches de sus clientes en doble y triple fila, en cada lado de la calle, convirtiendo en una ratonera los tramos de calle, tanto para salir de un aparcamiento como para poder circular por la calzada (se convierten en calles de un solo carril). Nunca, en casi diez años que llevamos aquí, ha venido una grúa a retirar los vehículos mal aparcados, aun habiéndola llamado.
A partir de la puesta en marcha del SER, la cosa cambió. Ahora estos restaurantes estacionan en los aparcamientos de la calle, ponen una tarjeta identificativa de su establecimiento, y, cada tres o cuatro coches, un tícket de aparcamiento. Por supuesto, no tienen ninguna multa en los parabrisas y los empleados del SER están pasando por las calles y viendo esto igual que lo vemos los demás (todo esto es comprobable si se da un paseo por la zona entre las 14.30 y las 17.30).
Tendríamos varias preguntas que hacernos al respecto: ¿todos estos establecimientos tienen licencia de aparcar sin tícket? ¿El SER se ha puesto sólo para la gente que va a trabajar? ¿Hay que tener algún mérito especial para poder aparcar sin multas y sin tícket? Lo de "todos los ciudadanos somos iguales ante la ley" se convierte en una pura anécdota, por lo menos en este caso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 5 de julio de 2004