Recientemente he visitado las instalaciones que el Ayuntamiento tiene destinadas a los animales de compañía abandonados. Me parecieron realmente escasas e insuficientes para una ciudad como Barcelona. De acuerdo que la solución está en la tenencia responsable y el no abandono, pero ¿qué culpa tendrán los animales de nuestras crueles conductas?
Estos perros y gatos tienen el derecho de tener un lugar digno donde poder vivir quizá el resto de sus vidas si no hay quien los adopte, y la sociedad, el deber de procurarles ese espacio que les fue arrebatado. No creo que sea tan difícil encontrar ese lugar. Un centro ejemplar sería, además, una muy buena bandera para la imagen internacional de nuestra ciudad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 8 de julio de 2004