El presidente de la Generalitat va a proteger las sierras del Espadán y de la Calderona, pero no por su incalculable valor ambiental, sino para que discurra por allí el ya derogado trasvase del Ebro. ¡Qué horrible pecado habremos cometido para merecernos esto!
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 8 de julio de 2004