El pasado día 29 de junio tuve la mala suerte de caer en un pedregal en las proximidades de la Bola del Mundo, en Navacerrada, rompiéndome un brazo y la nariz. Era el día de San Pedro y el santo no me ayudó, pero me mandó un sustituto en forma de móvil con el que la amiga que me acompañaba pudo contactar con el 112. A partir de ese momento, una perfecta coordinación entre bomberos, Cruz Roja y hospital de la Seguridad Social de El Escorial.
Hoy, que me encuentro ya operada y en fase de recuperación, no quiero que pase un solo día más sin agradecer de todo corazón a las personas que participaron en mi auxilio, por su profesionalidad y buen trato.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 11 de julio de 2004