El ejercicio de la investigación histórica necesita difusión y acercamiento al público no especializado. La progresiva pérdida del sentido de identidad y el desarraigo que el fenómeno de la globalización trae consigo deberían explicar que en el caso de nuestra región iniciativas del calado de los Congresos de Historia de Andalucía, coordinados por don José Manuel Cuenca Toribio, gocen de mejor suerte y trato a la hora de ser difundidas.
El impulso de los estudios sobre el pasado y presente de Andalucía no puede por menos que verse fortalecido por la laboriosa y fructífera obra que supone el organizar, editar y publicar 39 tomos que contienen las aportaciones más relevantes en las últimas líneas de investigación de los distintos campos historiográficos, desde la Prehistoria hasta la Andalucía actual.
Tanto en el aspecto cuantitativo como cualitativo, las cualidades de las actas de estos eventos científicos, ejemplares en su planificación y gestión, justifican que estas obras sean cubiertas con mayor prestancia por parte de los medios de comunicación y atendidas con mayor interés por los poderes públicos.
Se habla constantemente de la importancia de la comprensión de las raíces históricas del presente. En estos últimos años, y la última ocasión fue en 2001, cientos de académicos de decenas de universidades españolas, europeas y del resto del mundo se han reunido para analizar esa pasión que es la experiencia histórica de Andalucía.
Curiosamente, los propios andaluces hemos apartado esta oportunidad de mirarnos en el espejo de nuestro pasado y aprender qué nos ha llevado hasta aquí. Lamentablemente, durante el proceso, como tantas veces ocurre, se ha matado al mensajero.
Y quien se ha preocupado de que en estas tierras se disfrute de un proyecto académico de indudable solvencia, ahora sólo puede ver cómo el fruto del esfuerzo de su dedicación, de su vocación vital, es ninguneado.
Es de esperar que las autoridades responsables ayuden a que no se desperdicie el inmenso patrimonio que es el contar con las decenas de valiosas contribuciones que desde el ángulo político, económico, social... se han recogido tanto en las actas del III Congreso de Historia de Andalucía como en las de los anteriores.
Una identidad solvente y alejada de extremismos (y oportunismos) no sólo se construye con discursos sino con el apoyo a proyectos que muestren tales características. Y éste es uno de ellos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 12 de julio de 2004