La improvisación o incompetencia de los responsables de programar el desdoblamiento, las variantes o las mejoras de la carretera C-59 será recordada durante años por todos los conductores que quedan colapsados en... ¡el último kilómetro de la vía!
Las retenciones se producen cuando el conductor inicia los últimos kilómetros -al llegar a Santa Perpètua de Mogoda y La Llagosta- y, de repente, los dos carriles se convierten en uno solo.
En ese momento se tiene que optar entre tres posibilidades: la antigua N-140, la C-17 o la autopista C-33. Los habitantes del Vallès hemos asistido a inauguraciones de variantes, a promesas de nuevos accesos y de mejoras en el trazado, pero nadie ha pensado en el cuello de botella final. Los responsables políticos no deben de pasar en horas punta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 12 de julio de 2004