Treinta familias, residentes en dos bloques colindantes a la subestación eléctrica de Unión Fenosa que se incendió el pasado jueves en Madrid, tendrán que pasar fuera de sus casas al menos dos meses. Ese es el tiempo que tardarán las reparaciones que realizará el Ayuntamiento, aunque a cargo de la compañía eléctrica, según fuentes municipales.
La subestación, situada en la calle de Almadén, a pocos metros de la glorieta de Atocha, será demolida a partir del próximo lunes, al ser imposible su rehabilitación por sufrir daños catastróficos.
El incendio, que dejó sin fluido eléctrico a 40.000 abonados del corazón de la capital, ya estaba ayer extinguido. No obstante, los bomberos seguían echando arena en el interior de la galería subterránea de la subestación siniestrada, así como humedeciendo la zona para atenuar las altas temperaturas.
El suministro eléctrico se fue restableciendo poco a poco durante la jornada de ayer. En torno a las 17.30, algunas viviendas del paseo del Prado recuperaron la electricidad, pero minutos después volvieron a perderla. Con anterioridad, un portavoz de Unión Fenosa había comunicado que los 500 clientes que a esa hora carecían de luz recuperarían en breve el suministro. Pero la realidad fue otra. A las 18.00 de ayer todavía quedaban 70 usuarios sin servicio. Esta situación provocó que muchos bares cerraran sus puertas, después de perder buena parte de la mercancía que tenían almacenadas en las cámaras frigoríficas.
"En estos dos días hemos dejado de ganar unos 3.000 euros", afirmaba Leonardo Paredes, camarero del bar La Piconera, del paseo del Prado. Julián Castilla, director de Viajes Himalaya, valoraba las repercusiones económicas en más de 12.000 euros.
Dos subestaciones eléctricas móviles, con sus correspondientes transformadores, han sido instaladas por Unión Fenosa cerca del lugar del incendio para reemplazar así a la instalación siniestrada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 17 de julio de 2004