Quisiera dar las gracias a la pareja de policías municipales que el pasado viernes 9 de julio, sobre las 15.40, paró su coche al lado del mío en Méndez Álvaro y al requerirles su ayuda para cambiar una rueda, más concretamente para aflojar los tornillos, muy amablemente me contestaron que no podían ayudarme porque tenían lumbago. Me quedé tan desconcertada con la respuesta que no pude reaccionar a tiempo para tomar nota de la matrícula de su vehículo, pero estoy segura de que si ellos leen estas líneas de agradecimiento, sin lugar a dudas sabrán reconocerse.
Comprendo que la Policía Municipal no está para cambiar ruedas (jamás me atrevería a pedirles tal cosa), pero creo que sí para atender al ciudadano que pide ayuda y que, por otro lado, contribuye con sus impuestos a que estos señores tengan un puesto de trabajo.
Me pregunto cómo se las arreglarán ante una emergencia en la que tengan que levantar a una persona o niño, o que tengan que salir corriendo detrás de alguien... Seguramente con su padecimiento no puedan. Pobrecitos, si con la edad que tienen (no más de 30) padecen este tipo de dolencia, no quiero pensar cómo se encontrarán en 10 años. Por último, hacer constar que no pienso en absoluto que toda la Policía Municipal se comporte de esta manera.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 17 de julio de 2004