En un alarde de intolerancia (uno más) de nuestro Ayuntamiento del PP van a acabar con los titiriteros del Retiro. Para los que no somos ricos, constituía un gran placer pasear con nuestros hijos viendo pequeñas actuaciones a cambio de la voluntad. Además, la zona del lago constituía un agradable punto de reunión los domingos. Por lo visto, la disculpa es que se amplifican y el ruido molesta. ¿A quién?
El Retiro es suficientemente grande como para irse bien lejos si no quieres oír nada. Para mí esto es un intento más del PP de convertir Madrid en una ciudad muerta, y una ciudad sólo para ricos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de julio de 2004