Por tercer verano consecutivo, la capital francesa abre las instalaciones de su playa, situada a lo largo de tres kilómetros y medio de muelles del Sena. Cerca de tres millones de personas la visitaron el año pasado y este éxito popular ha acallado las críticas de la derecha ante la sucesión de espacios ajardinados y en algún caso enarenados, con hamacas, chiringuitos, animaciones musicales y deportivas, solarios, pulverizadores de agua e incluso una piscina (de sólo un metro de profundidad) junto a la romántica isla de San Luis, precursora de la gran piscina proyectada para 2006 frente a la Biblioteca François Mitterrand. El resultado no es ni puede ser comparable a las playas del Cádiz natal de la primera teniente de alcalde, Anne Hidalgo, pero este esfuerzo de dos millones de euros abre el centro de la ciudad al descanso de "cientos de miles de personas sin medios para marcharse de vacaciones", como afirma Bertrand Delanoë, el alcalde de París.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 22 de julio de 2004