Entre unas ligerísimas cenizas
Casi por extinguirse allá en los aires
Y tus páginas hasta en nueve tomos
Incólumes en tanto dure el mundo,
Que en ello ras con ras y de improviso
Te has convertido hoy día
Por propia voluntad,
Al querer consumirte en puro fuego
Para que de tu vida señal no haya,
Salvo cada palabra por ti escrita.
En conclusión ni un mínimo vestigio
De tu esqueleto y carne terrenales
Habrá en las cercanías de esas flores
Que ejemplarmente tú tanto admirabas
Bien de viva voz, bien de puño y letra,
Y del humus recóndito
Ahora sí que te alejas,
Optando por entrar a toda prisa
En el ignoto seno de la nada,
En vez de estar mañana en un jardín.
Mas celebraste desde edad temprana
La boda de la letra con la pluma,
Aunque tu mente nunca codició
Triunfar en una justa literaria,
la gloria después de la existencia,
Y pese a ser esquivo
De estas humanas cosas,
Allí está finalmente tu legado
De cara al verdadero tiempo eterno,
Al trocar en crisol la blanca página.
Una vez más ejemplo eres muy claro
De que el supremo fuego constituye
La inspiración que alumbra una y otra arte,
Según lo prueba cada verso tuyo,
Donde en vez de cenizas hay palabras,
Que escribir solamente
Con el fervor justísimo,
No obstante es una brasa inapagable,
Conforme inmarchitables son tus flores,
¡Tal rosa, tal cucarda así por siempre!
Carlos Germán Belli (Lima, 1927) es autor del libro de poemas La miscelánea íntima (Pre-Textos). Javier Sologuren fue uno de los poetas peruanos más destacados del siglo XX. Nacido en Lima en 1921, falleció en esa misma ciudad el pasado 21 de mayo. En España, la editorial Pre-Textos publicó en 1999 la antología de su obra, Vida continua.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 24 de julio de 2004