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OPINIÓN DEL LECTOR

Un ruido infernal

Los vecinos de la calle de Mozart, colindante con la antigua estación del Norte, en las inmediaciones del paseo de la Florida, venimos sufriendo desde que nos instalamos en nuestras viviendas, hace aproximadamente cinco años, el ruido infernal que provocan los trenes estacionados en la vecina estación de cercanías de Príncipe Pío.

El hecho cierto es que prácticamente a diario, y sobre todo coincidiendo con el periodo estival, dejan aparcadas varias unidades en las vías muertas con los motores encendidos a toda máquina durante horas y horas, lo que, además, genera un gasto de energía absolutamente superfluo que me temo es sufragado por todos los contribuyentes.

Esta circunstancia se produce principalmente durante las noches y, en especial, en los fines de semana, justo cuando los vecinos necesitamos disfrutar lo más posible del silencio en nuestros hogares. Por otra parte, resulta imposible mantener las ventanas abiertas, con el consiguiente agobio por el calor.

Estos hechos han sido repetidamente denunciados ante el servicio de atención al usuario de Renfe, que ha hecho caso omiso a nuestras quejas.

En nombre de las comunidades de vecinos afectadas, agradecemos a EL PAÍS la posibilidad que nos brinda para expresar nuestra reivindicación.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de julio de 2004