El aeropuerto militar de Sungham, cercano a Seúl, recibió ayer en un vuelo fletado por el Gobierno a unos 200 disidentes huidos de Corea del Norte que han permanecido medio año ocultos en un tercer "país del sureste asiático" que pidió no ser identificado para evitar perjudicar sus relaciones con Pyongyang. A este grupo, integrado mayoritariamente por mujeres y niños, se espera que se sume hoy un segundo contingente, con lo cual el total de refugiados ascendería a 460.
Estas cifras suponen el mayor éxodo desde la división de la península y reafirman la marcada tendencia ascendente del flujo. Si desde 2002 se cuentan anualmente más de 1.000 refugiados, a finales del pasado junio la marca llegaba ya a 760. La afluencia masiva de disidentes se está convirtiendo en una cuestión "sensible" para Seúl y el proceso de reconciliación intercoreano.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 28 de julio de 2004