"Esto es el mundo en pequeñito, ni más ni menos". Aurora parece asombrada, y considera el Fórum un lugar de encuentro y debate para todos. Apura las últimas tardes en el recinto, paseando con un billete de avión a Manila en el bolso. Dividida entre dos familias, esta carmelita menuda y delgada como una niña, está acostumbrada al ir y venir constante entre continentes. Irá a ver a los suyos, y a contarles cómo están las cosas por aquí, en el lejano Occidente, y después regresará otra vez para ejercer de profesora en una escuela del barrio de Gràcia de Barcelona. "Allí cuidamos de todos: tenemos desde niños de 3 años hasta adolescentes de 16, y ellos no lo saben pero nos necesitan porque muchos están muy solos". A sus 68 años ha visto mucho mundo y cree que el Fórum es un buen lugar para aprender a entenderse entre diferentes culturas, algo que ella conoce en propia carne. Como una jovencita, se despide agitando la mano. Su sonrisa ocupa su pequeño rostro ajado de arrugas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 2 de agosto de 2004