Por la calle, en el trabajo, en los medios de transporte... Vivimos rodeados de ruidos. Cuando llegamos a casa, suena de fondo la televisión, la radio, música... Parece que nos asuste el silencio. ¿Será porque con el silencio nos ponemos a pensar? ¿Será porque si pensamos se nos pasa por la cabeza las incongruencias de nuestra vida? Intentemos, ahora que algunos están de vacaciones, estar algún día un rato tranquilos y dejémonos llevar por el sentido común actuando en consecuencia. Muchos de nuestros prejuicios desaparecerán y seremos más felices.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 2 de agosto de 2004