El discurso del candidato a la presidencia de los Estados Unidos John Kerry ante la reciente Convención del Partido Demócrata va cargado de frases optimistas. Pero se escuchan, al menos desde fuera de su país, con un poco de prevención. Decir que se va a retomar la tradición muy norteamericana de ir a la guerra no cuando se quiere, sino cuando se tiene que ir; que reformará la inteligencia; que como presidente hará preguntas profundas y exigirá pruebas concluyentes, todo ello está bien siempre que no se quede en el rosario de promesas electorales posteriormente incumplidas alegando la necesidad de adaptarse a la realidad diaria que marcan los hechos.
Si en vez de decir: "Quiero hacer de EE UU un país más fuerte y más respetado en el mundo" hubiese dicho: "Quiero hacer de EE UU un país más fuerte por respetado en el mundo", yo me hubiese quedado más tranquilo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 2 de agosto de 2004