A primera vista, el Fórum es un inmenso espacio abierto. Para casi todos. Porque hay otros que lo viven entre cuatro paredes, en un pequeño habitáculo repleto de máquinas que difunden calor y un sordo rugido. Éste es el caso de Roger, que cada día, junto con sus compañeros, nutre el recinto de toda la información necesaria: mapas, carteles, agenda de diálogos y resúmenes informativos que orientan a los visitantes en la selva de actividades y ofertas culturales. Ellos trabajan en el centro de reprografía, entre kilos de papel, trípticos, encuadernaciones y tintas de colores. Su tarea empezó semanas antes del inicio del Fórum, con la manufacturación de los cursos de preparación para el personal de acogida. Y aquí estarán hasta el último día, alimentando las necesidades informativas que genera un encuentro como éste. No obstante, saben hacer frente a un reto así: hace más de una década, la misma empresa, pero con otro nombre, ya elaboró centenares de planos necesarios para los Juegos Olímpicos de Barcelona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 4 de agosto de 2004