Como los antiguos peregrinos, la familia formada por Pierre Bonal; su esposa, Manon Robbers, y sus hijos, Luna, de seis años, y Skippy, de tres, ha emprendido el camino a Santiago de Compostela a lomos de tres burros. Para esta familia franco-holandesa, el apóstol Santiago es lo de menos. Serán unas pintorescas vacaciones. "Ni playa, ni televisión, ni consumismo. Nos interesa más el paisaje", dice la pareja, que dedicará algo más de mes y medio a recorrer a pie los más de 1.300 kilómetros que separan Llers (Alt Empordà), donde viven, de Santiago. Los niños harán el camino cada uno sobre un burro.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 6 de agosto de 2004