Paco es patrón de pesca, pero una mala lesión en la espalda y una mutua sin escrúpulos -que se negó a operarlo hasta 29 meses después, cuando se lo ordenó el juez- lo dejaron en tierra. Antes cada madrugada se iba a alta mar y rastreaba las costas de Vilanova, Sitges, Arenys o Mataró en busca de gambas, lenguados, salmonetes y besugos. Pero eso se acabó. Ahora trabaja en un barquito que limpia de basura la zona de baños y el recinto junto al puerto, en el Fórum. "Por mí, ojalá esto durase toda la vida y no acabara en septiembre, así tendría trabajo seguro", murmura mientras maldice su mala suerte. Con más de 25 años de profesión a sus espaldas, conoce bien la mar y sabe que el viento de Levante no trae nada bueno: sólo maderas, plásticos y animales muertos. Entonces tiene que pedir ayuda para subir las cestas de basura, porque pesan demasiado para él. "Menos mal que lo tengo todo pagado y los hijos son mayores; si no, no sé qué sería de nosotros. Los trabajadores siempre pringamos", concluye.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 6 de agosto de 2004