Un helicóptero de la inspección forestal rusa sufrió ayer un accidente que costó la vida a las 16 personas que iban a bordo: tres miembros de la tripulación y 13 pasajeros, especialistas que debían determinar el grado de peligro de incendio en unos bosques de la provincia siberiana de Tiumén.
La tragedia se produjo a la vista de un grupo de colegas que volaban en un segundo aparato, por lo que la operación de rescate comenzó prácticamente de inmediato. Sin embargo, no se logró encontrar a ningún sobreviviente. Poco antes de que el MI-8 cayera a tierra, el piloto comunicó que tenía problemas y que trataría de realizar un aterrizaje forzoso.
El helicóptero había sido alquilado por la organización protectora de incendios forestales a la compañía Yamal, que tiene 30 aparatos. Los dirigentes de Yamal afirman que el MI-8 estaba en buenas condiciones: fabricado en 1994, un año atrás había pasado el control técnico de turno y se le habían realizado las reparaciones necesarias.
Según los testimonios de quienes viajaban en el segundo aparato, todo sucedió muy rápido: el MI-8 explotó en el aire, y en contados segundos se desplomó. Del helicóptero sólo quedó su parte trasera. Ahora los especialistas confían en que la caja negra, que ya ha sido recuperada, ayude a determinar la causa del accidente. La versión predominante por ahora es un fallo del motor.
Los accidentes con los helicópteros rusos y, particularmente, con los MI-8, son frecuentes. El último ocurrió en la provincia de Tula, y en él perecieron cuatro militares; a éste le había precedido el de Sierra Leona, que dejó 24 muertos, la mayoría pacificadores de la ONU.
El personaje más célebre muerto en un MI-8 es el carismático Alexandr Lébed: la tragedia sucedió en 2002, cuando el aparato en el que viajaba el general, entonces gobernador de Krasnoyarsk, cayó a tierra después de que la hélice chocara con una línea de alta tensión. Ígor Farjutdínov, gobernador de la petrolífera isla de Sajalín, también pereció en un MI-8 en agosto del año pasado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 6 de agosto de 2004