Primero fue el varapalo de quedar por detrás de París y Madrid en el corte de las ciudades finalistas para organizar los Juegos de 2012 el pasado mes de mayo. Londres sólo se consoló superando a Nueva York y a Moscú. Pero tanto le dolió la derrota que al día siguiente puso al frente del proyecto al legendario atleta Sebastián Coe para intentar levantarlo. Ahora, por mucho que se empeñe la candidatura en mantenerse al margen, ha sufrido la segunda derrota.
De su propia televisión, la BBC, ha salido la nueva andanada, que ha sentado muy mal en los círculos olímpicos. Un representante muy significado desde hace años ha llegado a decir: "Quizá no se hayan inventado el programa ellos, pero que lo sabían y lo han apoyado y ayudado, seguro". La indignación ha vuelto a miembros del COI que se consideran limpios y se lamentan de volver a estar en la teoría del ventilador. Alguno ha dicho ya que no se lo van a perdonar a Londres, porque el intento del jefe ejecutivo Keith Mills de contactar con Vitaly Smirnov, el veterano y críptico miembro ruso, ha levantado también todas las sospechas. Smirnov avisó a Jacques Rogge, presidente del COI, del asunto, pero de su comportamiento siempre quedan dudas. Tampoco conviene olvidar que fue también tocado, aunque absuelto, en el caso Salt Lake City.
Londres, aunque menos que París, es un rival peligroso para Madrid de cara a la elección, que tendrá lugar en Singapur el 6 de julio de 2005. En caso de que quedaran las tres ciudades en una tercera votación, la fidelidad a la metrópoli de muchos votantes podría perjudicar a la capital española. Habrían caído antes Moscú y Nueva York, pero ésta, en un ejercicio de autocrítica, acaba de cambiar su proyecto, muy disperso -como le dijo la comisión de evaluación del COI-, y ha juntado todos los deportes en tres grandes zonas, curiosamente una copia del proyecto de Madrid. Pero quizá sea tarde y los problemas de Nueva York sean más políticos que otra cosa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 7 de agosto de 2004