Obreros alrededor de un fuego, antiguos combatientes de celebración, boy-scouts de excursión, okupas bebiendo cerveza y manifestantes kurdos reivindicando la libertad de su pueblo. Los grupos están compuestos por hombres y sus cuerpos se acercan y alejan, creando la sensación de una danza de seducción y afirmación casi tribal. Sus gestos protagonizan la video-instalación sobre masculinidad y seducción que con el título Boyzone presenta la artista y cineasta francesa Clarisse Hahn (París, 1973) en el Instituto Francés de Barcelona hasta el 22 de septiembre.
Las imágenes, que se alternan en dos pantallas grandes y dos monitores, muestran dinámicas de grupo en las que el individuo destina todo su poder de seducción a ser aceptado e integrado en el colectivo al que quiere pertenecer. Nadie de ellos sabe que está siendo filmado, excluido un joven homosexual que escenifica un baile narcisista mientras habla por teléfono. La diferencia de actuación es evidente. "Sé que mi trabajo puede ser considerado de estética homosexual, pero no es mi intención. Soy una mujer, me interesa el cuerpo masculino y me resultan especialmente seductores los comportamientos instintivos, la práctica de una camaradería de la que la mujer es excluida. Mi intención es ofrecer una mirada erótica sobre el universo masculino", explica Hahn.
La artista tiene también una interesante trayectoria en el cine documental con trabajos en proceso que van modificándose con el paso del tiempo y enlazan con la tradición del body art, la performance y las primeras películas de Andy Warhol. Con motivo de la exposición, Hahn ha presentado en Barcelona su último trabajo, Karima, la historia de una joven dominadora sadomasoquista no profesional de origen argelino, que ha rodado a lo largo de un año. La película, que tras su proyección en la inauguración de la videoinstalación podrá verse nuevamente en septiembre, alterna momentos de la vida cotidiana y familiar de la protagonista con escenas extremadamente explícitas y chocantes de su vida sexual.
"Me gusta implicarme con los personajes que filmo y por ello la gente me confía los momentos más íntimos de su vida. Tras rodar una escena sexual, la mostraba a los dos protagonistas y les grababa mientras la analizaban. La verbalización es muy importante en las relaciones sadomasoquistas. Los comentarios de Karima y sus amigos revelan un universo muy complejo y poco conocido, y obligan al espectador a ponerse en discusión", afirma Hahn, que realiza enteramente todas sus obras desde la grabación hasta el montaje.
Antes de Karima, la artista había realizado ya dos largometrajes centrados en el cuerpo y los contactos físicos: Hôpital, sobre las relaciones entre enfermeros y pacientes en la sección de geriatría de un hospital, y Ovidie, sobre la vida cotidiana y la relación de pareja de una actriz porno, que finalmente no se pudo estrenar porque algunos de los participantes se opusieron. Hahn trabaja actualmente en una película sobre la minoría protestante en Francia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 9 de agosto de 2004