El canciller alemán, Gerhard Schröder, visitó ayer por primera vez la tumba de su padre, a quien no conoció porque murió en 1944 en Rumania, donde luchaba con el Ejército alemán. Schröder ignoró dónde se encontraba enterrado su padre, hasta que hace unos tres años la hermana del canciller dio con el lugar. Ayer, Schröder permaneció tres minutos junto a la tumba de de su padre, Fritz, y le dejó un ramo de rosas blancas sin la presencia de periodistas, informa Reuters. "Comprenderán que esta visita es muy especial para mí", explicó.
En la foto, el canciller, a la salida del cementerio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 13 de agosto de 2004