De la posguerra, Gonzalo se acuerda exactamente dónde estaba el pan que compraba de estraperlo en Madrid. "Lo llevaban escondido unas señoras debajo de sus faldas, y eran unas barritas minúsculas, como de risa", dice. Empezó a estudiar la licenciatura de Químicas en octubre de 1939 en Zaragoza. "Acababan de abrir", subraya. Tiempos negros. Pero aún se ve con muchos compañeros de promoción, y todos viven en lugares diferentes: en Bilbao, en Almería, en Navarra. Gonzalo trabajó de todo un poco, y fue profesor de instituto un tiempo. Pero su especialidad es el tratamiento químico de los curtidos. Ha estado en fábricas de Lleida, Carabanchel, Pozuelo. Y en Igualada se jubiló.
Pero la historia sigue. Como no puede "estar parado y sin trabajar", su larga experiencia en el campo de las pieles le ha llevado a lugares que nunca pensaba visitar. de la mano de la Unión Europea y para participar en proyectos de formación, ha estado en México, Colombia, y Argentina durante la guerra de las Malvinas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 16 de agosto de 2004