Desde el primer día ha sido un éxito entre los niños que visitan el recinto. Por su originalidad, la zona de juegos del puerto, junto a la zona de baños, ha arrasado. De madera y con neumáticos que igual sirven para columpiarse que para saltar como un mono, los chavales pueden pasar horas y horas jugando en unos pocos metros cuadrados. Incluso en las noches de fin de semana, los niños juegan mientras los padres se marcan unos bailes. Pero lo mejor de todo es el fresquito que de día aportan los surtidores de agua nebulizada como los que se aprecian en la imagen.- C. B.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 20 de agosto de 2004